Ubicada en San Pablo de las Salinas Tultitlán, es un importante templo católico Con una arquitectura tradicional y un profundo arraigo en la comunidad, que forma parte de la Diócesis de Cuautitlán.

Iglesia San Pedro y San Pablo

Espacio renovado que promueve el deporte y la convivencia familiar.

Deportivo El Reloj

La Feria de Tultitlán es una celebración llena de alegría, tradición y orgullo local. Cada año, las calles se llenan de música, juegos, antojitos, danzas y eventos culturales que unen a familias y visitantes. Es el momento perfecto para disfrutar en comunidad y celebrar las raíces del municipio.

Feria de Tultitlan

Tultitlán es uno de los municipios más emblemáticos del Estado de México. Ubicado en la zona metropolitana del Valle de México, es una región con una riqueza histórica que se remonta a tiempos prehispánicos y que hoy en día sigue teniendo un papel importante tanto cultural como económico.

Un nombre con historia
El nombre "Tultitlán" proviene del náhuatl y significa "junto al tule", haciendo referencia a una planta acuática muy común en la región durante la época prehispánica. Esto ya nos da una pista del paisaje que antiguamente dominaba esta zona: lagunas, humedales y vegetación ribereña.
Orígenes prehispánicos y época colonial
Tultitlán fue fundado alrededor del año 1356 por grupos tepanecas. Posteriormente, en 1438, fue conquistado por los mexicas, integrándose así a una de las civilizaciones más importantes del altiplano central. Tras la llegada de los españoles en el siglo XVI, la región fue sometida al régimen de las encomiendas, y más tarde pasó a formar parte del sistema de alcaldías mayores durante la época virreinal.
Durante el periodo colonial también se establecieron tradiciones religiosas que aún perduran, como la veneración a San Antonio de Padua, considerado desde 1907 como el santo patrono del municipio.
Pueblos originarios y tradiciones
El municipio está conformado por una mezcla de zonas urbanas y pueblos tradicionales, como Santa María Cuautepec, San Pablo de las Salinas y San Mateo Cuautepec. Estos pueblos aún conservan muchas de sus festividades, procesiones, ferias patronales y danzas típicas, lo cual ofrece una ventana a las costumbres y raíces del México antiguo.
Tultitlán moderno
Hoy en día, Tultitlán es un municipio con una importante actividad comercial e industrial. Su cercanía con la Ciudad de México lo convierte en un punto estratégico para la vivienda, el transporte y el desarrollo económico. Además, cuenta con estaciones del Tren Suburbano que lo conectan fácilmente con otras zonas del Valle de México, lo que ha impulsado su crecimiento urbano en las últimas décadas.
Curiosidades de Tultitlán
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En el municipio se han encontrado restos fósiles de mamuts, lo que lo convierte en un punto de interés para los estudios arqueológicos y paleontológicos del Valle de México.
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A pesar de su urbanización, aún existen zonas con vestigios arqueológicos, como pirámides pequeñas y estructuras antiguas escondidas entre la modernidad.
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Tultitlán fue uno de los primeros municipios mexiquenses en contar con una estación del Tren Suburbano, facilitando el acceso directo a la capital del país.
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El nombre completo del municipio es “Tultitlán de Mariano Escobedo”, en honor al general liberal que luchó contra la intervención francesa en México.
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Conclusión
Tultitlán es un municipio que combina lo antiguo con lo moderno. Aunque a simple vista puede parecer una extensión más del crecimiento urbano del Estado de México, en realidad guarda entre sus calles una profunda historia que abarca miles de años. Sus tradiciones, su gente y su evolución lo convierten en un lugar que merece ser conocido y valorado.

Tultitlán, Estado de México: Historia, cultura y curiosidades de un municipio con identidad propia

Cada año, el municipio de Tultitlán se llena de vida, colores y música con la llegada de su tradicional feria. Este evento, profundamente arraigado en la identidad de la comunidad, es mucho más que una fiesta: es un punto de encuentro donde se celebra la cultura, la historia y la unión familiar.

Una tradición con historia
La Feria de Tultitlán se celebra en honor a San Antonio de Padua, santo patrono del municipio, y tiene lugar en el mes de junio. Esta festividad ha sido parte de la vida tultitlense por generaciones, combinando elementos religiosos, culturales y sociales que la convierten en una de las celebraciones más esperadas del año en el Estado de México.
Aunque la esencia de la feria se mantiene fiel a sus raíces, cada edición se renueva con propuestas frescas que atraen tanto a locales como a visitantes de municipios cercanos.
Ambiente familiar y para todas las edades
Una de las características más destacadas de la Feria de Tultitlán es su ambiente accesible y seguro para todas las edades. Las familias pueden disfrutar de una amplia variedad de actividades que van desde lo tradicional hasta lo contemporáneo:
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Desfiles y eventos religiosos, como la procesión en honor a San Antonio, que mezcla la devoción con un despliegue colorido de danzas típicas y música.
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Juegos mecánicos, puestos de feria y áreas recreativas que se instalan en distintas zonas del municipio, ideales para niños, adolescentes y jóvenes.
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Espectáculos musicales y culturales, que reúnen talento local y regional, con presentaciones de grupos folclóricos, danza moderna, mariachi y música popular.
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Zona gastronómica, donde se pueden encontrar desde antojitos mexicanos hasta platillos tradicionales preparados por cocineras de la región.
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Mercado artesanal, con productos hechos a mano, accesorios, ropa, juguetes y más, que ofrecen una muestra del talento y creatividad de los artesanos locales.
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Más que una feria, una celebración comunitaria
La Feria de Tultitlán no solo representa una oportunidad para divertirse, sino también para fortalecer la identidad cultural del municipio y apoyar a pequeños productores, comerciantes y artistas locales. Es un espacio donde convergen generaciones, donde los niños heredan las tradiciones de sus abuelos y donde las nuevas propuestas artísticas encuentran un público receptivo.
Además, el evento suele contar con actividades paralelas como concursos, talleres, jornadas de salud y eventos deportivos, lo que la convierte en una celebración integral para toda la comunidad.
Conclusión
Visitar la Feria de Tultitlán es una experiencia que mezcla tradición, sabor, música y convivencia. Es la oportunidad perfecta para redescubrir el valor de lo local, compartir momentos inolvidables con la familia y sumarse a una de las fiestas más representativas del Estado de México.
Ya sea por primera vez o como parte de una costumbre familiar, asistir a esta feria es una forma de conectar con la alegría que define a Tultitlán y de vivir, por unos días, el espíritu cálido y festivo que caracteriza a su gente.

Feria de Tultitlán: Celebración, cultura y alegría en el corazón del Estado de México

En el norte del Estado de México, Tultitlán resguarda una manifestación cultural con profundas raíces prehispánicas y coloniales: la danza de los concheros.

<h3 data-start="651" data-end="689">Origen e historia de los concheros</h3>
La danza de los concheros tiene sus orígenes en los rituales de las antiguas civilizaciones mesoamericanas. Tras la llegada de los españoles y la evangelización, estas prácticas fueron adaptadas al contexto cristiano. La danza sobrevivió mediante la incorporación de símbolos católicos, sin perder del todo sus raíces indígenas. Este sincretismo dio lugar a una expresión particular que combina música, danza y devoción.
El nombre "conchero" proviene del instrumento musical que se utiliza en estas danzas: la “concha”, una especie de laud elaborado con el caparazón de armadillo o con madera, que reemplazó a los tambores prehispánicos prohibidos por las autoridades coloniales. Estos instrumentos, junto con el caracol, los cascabeles, las flautas y los ayoyotes, crean un sonido característico que acompaña las coreografías circulares de los danzantes.
<h3 data-start="1549" data-end="1581">Práctica actual en Tultitlán</h3>
En Tultitlán, la tradición de los concheros tiene una presencia destacada, especialmente en la zona norte del municipio, donde aún existen comunidades organizadas en cofradías y cuadrillas. Estos grupos mantienen un calendario de actividades que incluye ceremonias, danzas rituales, procesiones y encuentros con otros grupos de danzantes de distintas regiones del país.
La danza suele realizarse en fechas específicas relacionadas con celebraciones religiosas, como el Día de la Santa Cruz (3 de mayo), la festividad de San Francisco de Asís (4 de octubre) y otras fechas patronales de barrios y colonias. Los espacios donde se llevan a cabo las danzas pueden ser plazas públicas, atrios de iglesias y calles principales.
La organización de las cuadrillas sigue una estructura jerárquica tradicional. Los capitanes y alféreces dirigen los rituales y mantienen la disciplina del grupo. También son responsables de la transmisión de conocimientos a los nuevos integrantes. A través de la enseñanza oral y la práctica constante, se conservan los pasos, el simbolismo y los cantos que forman parte de este legado.
<h3 data-start="2696" data-end="2731">Elementos rituales y vestimenta</h3>
La danza de los concheros no es una representación folclórica, sino un acto ritual con significados profundos. Cada elemento tiene un simbolismo específico. El círculo que trazan los danzantes al moverse representa la conexión con el cosmos. Los giros, reverencias y desplazamientos se consideran ofrendas espirituales.
La vestimenta es otro componente relevante. Incluye penachos, capas, faldas, huaraches y accesorios como espejos, cruces y listones. Los colores y bordados varían según el grupo, pero siempre conservan referencias simbólicas tanto indígenas como cristianas. Los trajes se elaboran de forma artesanal y, en muchos casos, pasan de generación en generación.
<h3 data-start="3410" data-end="3442">Relevancia cultural y social</h3>
En Tultitlán, la permanencia de esta tradición refleja una forma de identidad comunitaria y resistencia cultural. La danza permite a los participantes fortalecer vínculos familiares y barriales, al tiempo que honra a los antepasados. Es común que varias generaciones de una misma familia participen en un mismo grupo de concheros.
Además de su valor histórico y simbólico, las danzas de concheros también tienen una función social. Los ensayos, ceremonias y actividades colectivas ofrecen espacios de convivencia que fortalecen la cohesión entre los integrantes de las comunidades participantes. Este aspecto es especialmente relevante en zonas urbanas con dinámicas de cambio y crecimiento acelerado, como ocurre en Tultitlán.
<h3 data-start="4174" data-end="4213">Vinculación con el turismo cultural</h3>
Para quienes visitan la zona norte del Estado de México y tienen interés en el turismo cultural, las danzas de concheros representan una oportunidad para observar de cerca una manifestación viva del patrimonio intangible. Aunque no se promueven como espectáculo turístico, existen ocasiones abiertas al público en las que es posible presenciar estas expresiones durante festividades locales.
Es importante acercarse con respeto y conciencia de su carácter ceremonial. Documentarse previamente sobre las fechas de las celebraciones patronales, así como observar con discreción durante las danzas, permite una experiencia más enriquecedora y respetuosa hacia los practicantes.
<h3 data-start="4892" data-end="4906"> </h3>
La tradición de los concheros en Tultitlán es parte esencial del mosaico cultural del Valle de México. Su persistencia en un entorno urbano y cambiante demuestra la fuerza de las prácticas ancestrales como vehículos de identidad, memoria y espiritualidad. Para quienes buscan comprender el patrimonio vivo de la región, este tipo de manifestaciones ofrecen una mirada profunda a las continuidades entre el pasado indígena y el presente contemporáneo.

Tultitlán y sus danzas ancestrales: la tradición de los concheros en la zona norte

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